El editor: figura compleja, complicada y privilegiada

Hoy en día existen diferentes ideas sobre lo que es el trabajo del editor. La más general es: el editor es quien decide qué textos se publican y por lo tanto, quién estipula lo que es “literatura” a través de su selección. Sin embargo, no podemos ignorar que también es la cabeza de un negocio. Es decir, un órgano capitalista, y por ende, como explica Roberto Calasso en La marca del editor, el editor es un juez, no de lo que es o no es literatura, sino de la calidad de los textos en relación con los diferentes aspectos del mercado y del sello editorial. Muchas veces, esta figura del editor es ignorada pero es un trabajo que influye en nuestra sociedad y cultura constantemente. Aunque consideran las tendencias, finalmente, ellos son los que evalúan y modifican los textos, son los que deciden qué libros va a leer el público y cuáles no.

Calasso explica que en el siglo XX, las editoriales adoptaron una línea de estilo y los editores seleccionan los manuscritos que se relacionen con las ideas de su propio sello. Esto lo hacen para diferenciarse de las otras editoriales, lo cual permite que exista una variedad en las publicaciones de libros. Gracias a esto, la figura del editor puede tener múltiples perspectivas y las publicaciones no se reducen a un público cerrado. Pero, depende del editor si va a juzgar el texto por sus elementos literarios o por su valor comercial. Sin embargo, su selección puede variar entre estas dos categorías y es por esto que se limitan a decidir si un texto es malo o bueno.

“Verdadero editor es, ante todo, el que tiene la insolencia de pretender que, como principio general, ninguno de sus libros se le caiga de las manos al lector, ya sea por tedio o por un invencible sentimiento de extrañeza.” (Calasso 94).

Esta idea del editor me parece muy adecuada ya que, fuera de los elementos específicos, el editor tiene el complejo e increíble deber de atrapar al lector con los textos. Aunque tiene la gran responsabilidad de seguir cautivando a los lectores, también tiene el privilegio de ser el primer lector de los manuscritos.